En medio de una creciente tensión interna, Tabasco no logra eludir la convulsión política generada por la reciente fuga de Hernán Bermúdez Requena, el exjefe de Seguridad Pública durante el gobierno de Adán Augusto. Lo que parecía un asunto local se ha convertido en un conflicto nacional con ramificaciones internacionales.
Javier May promete investigar, pero ¿hasta dónde llegará?
Javier May, actual gobernador de Tabasco y figura cercana al presidente López Obrador, ha prometido una investigación a fondo sobre Bermúdez. Pero su entorno político, particularmente Ramiro López Obrador —hermano del presidente—, también ha sido señalado como impulsor de la carrera del exfuncionario.
Esta situación compromete la independencia del gobierno estatal para realizar una pesquisa imparcial. May se encuentra atrapado entre su lealtad política y la necesidad de legitimar su administración ante la opinión pública y los organismos de seguridad.
El CJNG y “La Barredora” tensan la relación bilateral
El principal problema no radica solo en la huida de Bermúdez, sino en lo que esta revela: vínculos estructurales entre funcionarios tabasqueños y una organización criminal señalada como terrorista por EE.UU. Este detalle complica la posición del Gobierno mexicano ante Washington, que ha priorizado el combate al huachicol como parte de su agenda bilateral de seguridad.
Morena y sus fracturas internas
La presencia de figuras como Jaime Lastra y Octavio Romero Oropeza en la red de apoyos de Bermúdez añade más presión sobre Morena. El escándalo revela que Tabasco no logra eludir la convulsión política que se cierne sobre sus liderazgos, en especial cuando el partido se encamina a definir candidaturas clave para 2027 y 2030.
Si Morena no actúa con contundencia, el caso podría escalar y dañar seriamente la credibilidad del partido en un estado históricamente considerado bastión obradorista.
